Reseña
Todorov,
T. (1984). La conquista de América. New
York: Harper and Row.
Este
libro recapitula una versión histórica de la conquista de las Américas. El
autor, Tzvetan Todorov, nos da ejemplos del problema del otro, el conquistado,
y reconoce claramente los avances tecnológicos del "yo" del
conquistador. Según el autor, uno de los grandes problemas de los indígenas es
la incapacidad de su sistema comunicativo; es decir que ellos no manejan el
lenguaje de los conquistadores ni entienden sus costumbres. En su libro La conquista de América, se desarrollan
los diferentes problemas que tuvieron los conquistadores y los indígenas. Sin
embargo, en este libro, aparecen algunas perspectivas dadas desde el punto del
"yo" colonizador. Uno de los temas principales es que Todorov sugiere
que es necesario conocer al otro para conocerse mejor. Su deseo de comprender,
unir y comparar los dos lados, desde una perspectiva europea, sugiere que aún hoy
existen las separaciones de continentes, países y culturas. Además, Todorov nos
presenta el problema del otro: el conocimiento europeo ante el conocimiento del
indígena tratando de comparar el uso de las referencias textuales y cómo éstas
contribuyeron a la historia de la conquista de las Américas. Por ejemplo,
Cristóbal Colón, Hernán Cortés, Moctezuma, La Malinche, Durán, Sahagún, los
aztecas y los incas son representantes históricos que utiliza el autor para
plantear el problema de la conquista.
El descubrimiento
(de Colón)
La
historia se va formando y concretizando de acuerdo a la voz que la narra. En el
primer capítulo intitulado "El descubrimiento" se le alaba a Colón
por todos los esfuerzos y sacrificios que hizo para viajar al este. Toda la
honradez, la codicia y la fama que buscaba Colón se respetan pero también se
critica desde otra perspectiva. Se menciona que Colón originalmente quería
llegar a Jerusalén para convertir a los infieles al Cristianismo y que su
propósito no era simplemente encontrar el oro sino hallar al Gran Can que había
mencionado Marco Pollo en sus narrativas. Todorov lo llama una figura
quijotesca, según él, ésa era su misión original. En la versión histórica más
conocida, Colón quería llegar a las Indias por medio de viajar hacia al oeste
porque buscaba una ruta más corta para ampliar las oportunidades del comercio.
¿Cuál de las dos perspectivas es correcta? Tal vez, Todorov lo representa como
un semidios, pero sus ambiciones también involucraban mucho egoísmo y etnocentrismo.
Ambas perspectivas pueden apoyarse de algún modo u otro. Parece que Todorov
quiere dar varias interpretaciones para que cuestionemos el "yo" y el
"otro". La primera connota un héroe devocionario y religioso que le
importa sólo la cristiandad y en la segunda connota un hombre valiente, curioso
y práctico.
En cuanto
a la relación entre Colón y los indígenas, vemos que Colón solía a proyectar
una identidad prefabricada al indígena. El presumía entender lo que los
indígenas querían decir e imponía su propio significado al discurso hablado de
los indígenas. Era mucho más probable que en realidad los indios no tienen
ningún lugar en la hermeneútica de Colón. A veces, nos los describe como buenos
y otras veces malos, depende de la situación en que se encuentra Colón sólo
asociaba sus principios teológicos con los indígenas y no con la naturaleza
(árboles y pájaros). Se puede notar que Todorov tiene varios conceptos de
Colón, por ejemplo, el poder dominante y la fe de Colón eran más grandes que en
cualquier otro hombre. Pero la contradicción que se encuentra por todo el libro
implica que el conocimiento del "otro" o del "yo" se puede
interpretar de varias maneras sin llegar a una conclusión. Colón nunca sale de
sus propias percepciones y en fin nunca llega a conocer a los indios, tal vez
porque nunca llega a conocer bien a su propia tierra de nacimiento.
La
conquista
Todorov
comenta la historia de la interacción entre Cortés y Moctezuma y la conquista
de los aztecas en México. Según las perspectivas del autor, el emperador de los
aztecas es un líder indeciso, incapaz de proteger a su pueblo durante la
conquista. Se describe como un héroe débil, reservado y tímido (nunca quería que
le vieran su cara). Se menciona que podría ser un cobarde. ¿Según Todorov, o
según la historia mexicana? Al analizar la historia es casi imposible no tener
prejuicios. Todorov explica precisamente la debilidad de los vencidos y sus
problemas a la vez reproduciendo otra versión del "otro". Si se
examina la historia mexicana podríamos ver que Moctezuma era uno de los líderes
más poderosos de los aztecas y sus tácticas de guerra eran diferentes por otros
motivos. Los indios comenzaban a perder su fe en sus propios dioses porque no
veían ninguna ayuda, no les respondían sus deseos para darles consuelo. Todorov
no comenta mucho sobre el "otro". Sus debilidades son por falta de
comunicación física y espiritual. Al contrario, se comenta mucho el heroísmo de
Hernán Cortés y sus capacidades extraordinarios de manipular los signos y
utilizar el lenguaje como arma.
Moctezuma
y los signos
El
calendario de los aztecas consistía de 13 meses y veinte días en cada mes.
Cuando se sabía la fecha de nacimiento se sabía también el destino de esa
persona. Se dice que un mundo sobredeterminado es un mundo sobreinterpretado.
Los indios veían muchos signos que tal vez les daban muchas ideas falsas del
futuro, pero no se menciona que a veces les daba ideas correctas hacia el
futuro. Ellos no construyen su futuro, no tienen libre albedrío, su vida se
consideraba determinada desde un principio. En vez de identificarse con la
forma de vida que llevaban los aztecas, sus avances intelectuales y sus
interpretaciones del futuro, se diría que Todorov sólo menciona las maneras en
que se separa el uno del otro en vez de comparar cómo se asemejaban las
barreras culturales que interferían con el conocimiento del otro. Parece que
los aztecas tenían una ontología distinta a la europea y la demostraban (en
forma de actuación) de modos más simbólicos (sacrificios, comunicación con la
naturaleza, etc.). ¿No eran algunas de las ideologías semejantes a algunos
pensamientos del viejo continente? Su filosofía de la vida predestinada también
forma parte del pensamiento occidental.
Según el
autor, la comunicación indígena entre hombre y la naturaleza era más estrecha y
se veía sus vidas reflejadas en los sueños, idea congrua con algunos pensadores
psicólogos de hoy. Los incas, los aztecas y muchas tribus grandes tenían la
misma profecía que iban a venir "Dioses" del oeste para
conquistarlos. Es misteriosa la uniformidad del tiempo. Podemos comparar sus
profecías con aquellas de Nostradamus. Los indígenas tenían escuelas en que
aprendían escribir pero su modo comunicativo, según el autor, no era tan
avanzado como el alfabeto. Esta forma de comunicación que parecía inadecuada
para un español era otro motivo que tenían los españoles para civilizar a los
indígenas. Todorov dice que la disimulación que los aztecas hizo que perdieran
la conquista. Su sinceridad y su ingenuidad les hizo perder la guerra, tal vez
una técnica desventajosa para el guerrero nativo. Las maneras en que se
comunicaban para hacer los gritos de combate no ayudaban a disimular las
tácticas de guerras de los indígenas. Sus interpretaciones de la religión
católica eran sinónimas a la mentira. Los
indígenas decían, "I am a good Christian because I have learned to lie but
one day I will learn to lie big and will be a big Christian". Todorov
da al lector este ejemplo para demostrar cómo el indígena es forzado a aceptar
la religión católica porque los españoles ganaron la conquista por causa de la
comunicación simbólica entre el hombre y no sólo entre el hombre y la
naturaleza
Cortés y
los signos
La importancia
de la Malinche como interpretadora para los españoles es una figura importante
para la victoria de los españoles. No sólo le llaman a Cortés "Malinche",
pero sin ella y la comunicación extraordinaria que tenía con los indígenas no
hubiera ganado la guerra. Ella representa una mezcla de las dos culturas. En
parte fue uno de los primeros ejemplos de la importancia de tener un intérprete
o traductor, y segundo cómo utiliza el idioma como arma para manipular las
conversaciones. En contraste, Todorov no menciona que en la cultura mexicana,
una Malinche tiene una connotación mala; es representativa de un traidor.
Los
aztecas ven una intervención divina y Cortés no lo ve, sólo interpreta todo lo
que está a su favor. Por ejemplo, Todorov dice que a Cortés no le gustaba
tumbar templos indígenas y la arquitectura de los indígenas porque quería
preservar la cultura. Se nota que quiere preservar la cultura artificial o la
representación de la cultura pero no quiere preservar las vidas de los aztecas.
Es parte del proceso de apropiación y conquista para empezar de nuevo una
civilización europea.
Se
menciona que el lenguaje es el "compañero" del imperio. En el caso de
Cortés su lenguaje se usaba para manipular y fingir para poder conquistar. Las
acciones del conquistador también servían para conquistar, demostraba que
estaba débil cuando, en realidad, estaba fuerte. Además los españoles tenían
muchos aliados en los indígenas que habían vivido bajo el dominio de los
aztecas. Los signos de Cortés se proyectaban un punto de vista muy subjetivo e
individual y los aztecas eran más lineales y colectivos en su manera de
comunicar.
Taking,
Possession and Destroying
Este capítulo
se titula "El Amor". Irónicamente, es un amor del paisaje y no de los
indígenas. Todorov escribe en detalle el motivo del genocidio que ocurrió.
Setenta millones de indígenas se murieron por tristeza, abuso, plaga, violencia
etc. Los españoles sugieren que no los mataron intencionalmente sino que fue a
causa de las enfermedades. Los conquistadores justifican sus conquistas de las
tierras y niegan aceptar la responsabilidad total de la masacre de los indios.
La distinción entre la masacre y el sacrificio son conceptos diferentes que tal
vez no se distinguían en la psicología de los españoles. El sacrificio se hace
voluntariamente enfrente de un grupo para un propósito personal. La masacre es
la victimización de una persona que se hace en desolación y sin ningún
arrepentimiento.
Igualdad
o desigualdad
Todorov
arguye que el sistema penal que instalaron los españoles era una injusticia
total. La misma acción que se condena se aplica a los indígenas. Por ejemplo,
si alguien cometía el homicidio se le castigaba también de igual manera, un
concepto que todavía se practica en muchos lugares del mundo. Imponerles a los
indígenas estas reglas les daban la habilidad de hacer decisiones pero no había
manera de traducir estas reglas al lenguaje que podrían entender. Esta falta de
información se usaba en contra de los indígenas para no darles justicia. En comparación
con el sistema de hoy, los políticos no revelan información pertinente para
ganar un puesto en el gobierno.
En esta
época Bartolomé de las Casas tenía mucha empatía hacia los indios y protestaba
en contra de la violencia. Todorov menciona el perspectivismo que comenzó a
surgir con Las Casas. Él propone establecer un modo de comunicación sin
violencia y quiere conocer al otro desde el punto de vista del indígena. Se
decía que los nativos tenían su manera de demostrar la religión y su
espiritualidad. El sacrificio sería la manera "más preciosa" para
demostrar los sentimientos. Se proponía que la mezcla de las dos culturas
podría mejorar el aprendizaje. Todorov no menciona el desequilibrio entre los
indígenas y las Casas. El concepto de ser cura y amar a otra raza también
significa que hay que sufrir, entender sus sufrimientos y vivir como ellos. En
efecto, de las Casas nunca se une enteramente a la cultura de los indígenas
para poder verdaderamente amarlos y ayudarlos.
Durán
y Sahagún
Estos
hombres representan la unificación y el sincretismo de las dos culturas. Durán
era un hombre que quería arrancar las raíces espirituales de los indígenas para
que no tuvieran pensamientos paganos. Veía el indígena como un signo de
idolatría porque sus costumbres aún veneraban a sus dioses antiguos. Todorov
critica a Duran por tratar de sincretizar la religión cristiana porque Durán
proveía las semejanzas entre las dos culturas, el mismo siendo convertido del
judío a cristiano. Además tenía la curiosidad de aprender más sobre el
indígena.
A Sahagún
también le interesan mucho los indígenas y aprende el náhuatl. Él se convierte
en maestro en un colegio "élite" donde el aprendizaje de las dos
culturas se hace en forma recíproca entre el estudiante y el maestro. Así, los
indígenas aprenden el idioma y se apropian del lenguaje para oponerse a los
españoles. Este es un buen ejemplo de cómo se aprende de uno mismo a través de
la otra cultura.
En conclusión, Todorov capta una diversidad de
personajes históricos para examinar el problema del otro. La percepción del
otro se compara con las semejanzas del "yo". Desafortunadamente no había
semejanzas de idioma, de cultura y de religión que demostraban ninguna
simulación del "yo", lo cual establece la raíz de los problemas.
Todorov incluye un punto de vista con referencias a la historia vista desde
Europa. Esta distancia cultural limita su visión de los indígenas en cuanto a
otras interpretaciones históricas y contrastes que se encuentran. No describe
por completo los acontecimientos positivos de los indígenas sólo los derroches.
El concepto del "yo" que se demuestra en este libro La conquista de América, presenta una
imagen poderosa, etnocéntrica y controladora. El concepto del "otro"
se examina en la superficie del pensamiento central. En realidad el concepto
del "otro" no se ha examinado en equilibrio para hacer un estudio
crítico de los indígenas. Todorov nos plantea un comienzo de una investigación
muy difícil, el conocimiento del otro. Esta meta podría ser una paradoja
complicada si primero no concretizamos un auto-conocimiento del "yo".
El diálogo entre la comunicología y las
ciencias psicológicas
Si
existe una obra que podamos denominar como fundamental y prioritaria para el
estudio de la comunicación desde un enfoque sistémico, ésta es Teoría de la
comunicación humana. Sus autores son conocidos como miembros fundacionales
de los trabajos sobre comunicación realizados desde la denominada Escuela de
Palo Alto, también conocida como “Colegio Invisible” por sus particularidades
en la organización colectiva de sus trabajos e investigaciones.
Epistemológicamente,
esta obra se ubica dentro de la dimensión sistémica, pues sus aportaciones no
van en la línea del positivismo ni la hermenéutica. Se inserta, por tanto, en
la nueva ruptura epistemológica que abandona nociones como la linealidad y la
objetividad en la construcción de conocimiento, y aboga por un acercamiento
circular y holístico del objeto de estudio.
Siendo
una obra que funge como organizadora de gran parte del conocimiento producido
por la Escuela de Palo Algo, Teoría de la comunicación humana presenta
una completa aportación al vasto mundo de las teorías de la comunicación. Sin
embargo, y paradójicamente, este libro no goza en la actualidad de una
presencia caudal en el campo académico de la comunicación. El predominio de los
enfoques empírico-positivistas, por un lado, y la primacía de los estudios
sobre medios de difusión, por el otro, pueden ser algunos de los factores
causantes de esta situación.
El
objeto específico de esta obra es la interacción, entendida como matriz
fundamental de toda comunicación humana. La interacción ha sido, sin duda
alguna, uno de los principales campos de preocupación de disciplinas como la
Psicología Social y la Sociología Fenomenológica, y desde enfoques menos
sociológicos, también ha sido objeto básico de los estudios realizados desde la
teoría Cibernética.
Esta
obra está escrita en los años setenta, en la época de desarrollo del campo de
la comunicación en Estados Unidos. Sin embargo, y pese a situarse en el
contexto pionero de la creación científica en comunicación, Teoría de la
comunicación humana no fue una obra escrita específicamente para y desde el
campo de la comunicología. Más bien, sus aportaciones fueron encaminadas a
enriquecer los estudios sobre terapias sistémicas, y el campo de la psicología
y la psiquiatría en general.
En
cuanto al género, se trata de un libro fundamentalmente teórico, lo cual no
significa que esté vació de ejemplos ilustrativos. Para el campo de la
comunicación, la complejidad de la obra puede radicar en la especialización del
lenguaje usado, así como en la ubicación del centro de la reflexión en los
procesos interpersonales de interacción y no en los procesos de difusión de
información que tienen lugar a través de los medios masivos.
Teoría
de la comunicación humana consta de una introducción, siete
capítulos y un epílogo. El orden de exposición es de lo general a lo
particular. Así, los primeros capítulos exponen los fundamentos generales de la
comunicación humana siguiendo la propuesta de la Escuela de Palo Alto, mientras
que los tres últimos capítulos contienen ejemplos de análisis concretos en los
ámbitos de la literatura y la psicoterapia. Este último tema se encuentra
desarrollado a partir de los conceptos de comunicación patológica, doble
vínculo, paradoja y perturbaciones de la comunicación. El epílogo es una
síntesis de las ideas expuestas en los capítulos, y ofrece también una
comparación entre la teoría de la comunicación humana propuesta por la Escuela
de Palo Alto, por un lado, y la perspectiva existencial sobre lo humano, por el
otro.
El
segundo capítulo es fundamental porque en él se exponen los denominados axiomas
de la comunicación humana, esto es, los fundamentos de la comunicación de los
que partieron todos los estudios realizados desde la Escuela de Palo Alto.
También el cuarto capítulo es especialmente importante, ya que en él se exponen
las características del sistema interaccional, la propuesta teórica básica de
la escuela. Los últimos capítulos son más importantes para el ámbito de la
psicoterapia y la psicología en general, aunque también aportan numerosos conceptos
e ideas para la comunicación.
Pese
a proceder de la Psicología Social y la Sociología Fenomenológica, este libro
debiera ser considerado un clásico dentro del campo de la comunicología, sobre
todo para las aproximaciones realizadas desde los enfoques sistémicos.
Fundamentalmente, Teoría de la comunicación humana ofrece al lector un
completo espacio conceptual para la aproximación teórica y empírica a todo lo
relacionado con la interacción y los procesos de comunicación interpersonales.
Por
todo lo anterior, se puede decir que esta obra es importante porque establece
un diálogo entre la comunicología y las ciencias psicológicas, sobre todo en la
vertiente de las psicoterapias. La consolidación de los estudios sobre medios
de difusión, así como la emergencia y consolidación de los estudios culturales
en las dos últimas décadas, ha ensombrecido la importancia de esta obra en el
campo académico de la comunicación.
Watlawick,
Beavin y Jacskon son tres actores fundamentales dentro de la Escuela de Palo
Alto. Su trayectoria de producción bibliográfica tiene un eje conceptual
central: la interacción. En la mayoría de los casos las obras de estos autores
están enfocadas al ámbito de las psicoterapias, de las terapias sistémicas, de
ahí que la comunicación patológica y sus perturbaciones –objetivadas en casos
de enfermedades como la esquizofrenia- tomen especial relevancia dentro de la
producción de la Escuela de Palo Alto. Esta obra es la suma de los trabajos
realizados desde esta escuela, ya que en ella se recogen no sólo aspectos
teóricos generales acerca de la pragmática de la comunicación humana, sino que
también se exponen análisis prácticos, de casos, que ilustran la teoría.
Referencia:
Watzlawick, Paul (et.al.).
(1971).
Teoría de la comunicación humana. Interacciones, patologías y paradojas,
1ª Edición. Buenos Aires: Tiempo Contemporáneo, 258 páginas. Traducción de
Noemí Rosenblatt.
Un libro mal construido
Sociedad colombiana de
Arquitectos. (1998). XVI Bienal
colombiana de arquitectura. Bogotá: Villegas Editores, 247 págs.
A lo largo de los
años la Bienal se ha convertido en el instrumento más adecuado para tomarle el
pulso a la arquitectura colombiana. Son muchos los profesionales que trabajan
seriamente para presentarse a esta convocatoria. De esta manera ser
seleccionado o, mejor, obtener algún reconocimiento en sus distintas
categorías, constituye un motivo de orgullo y de merecida consagración.
Los volúmenes de la Bienal, en su formato mayor, forman parte de muchas bibliotecas y constituyen motivo de consulta por su valiosa información contenida, ya que es el "órgano oficial" con el que cuenta el gremio arquitectónico colombiano para cimentar su memoria.
Pero en el presente caso, en la XVI Bienal, las cosas parecen haber cambiado sustancialmente, pues salta a la vista que apenas cumple con sus generosas características que le habían dado su propia identidad, como son la información completa, el sano equilibrio entre texto, fotografía y planos, y la inclusión de un amplio número de seleccionados.
Los volúmenes de la Bienal, en su formato mayor, forman parte de muchas bibliotecas y constituyen motivo de consulta por su valiosa información contenida, ya que es el "órgano oficial" con el que cuenta el gremio arquitectónico colombiano para cimentar su memoria.
Pero en el presente caso, en la XVI Bienal, las cosas parecen haber cambiado sustancialmente, pues salta a la vista que apenas cumple con sus generosas características que le habían dado su propia identidad, como son la información completa, el sano equilibrio entre texto, fotografía y planos, y la inclusión de un amplio número de seleccionados.
La
impresión, diagramación y bella factura, que son el denominador común de los
libros de Villegas Editores, no pueden ocultar el gran vacío que se asoma entre
sus páginas. Al contrario, lo agranda. Si bien es cierto que los textos de
Silvia Arango son, como es su costumbre, claros, concisos e ilustrativos su
propio contenido -es decir, el trabajo de los arquitectos, tanto fotográfico
como planimétrico-, está desvirtuado.
Ha
coincidido la opinión de muchos arquitectos, incluidos o no en este volumen -y
la aclaración es importante- y de muchos otros no arquitectos, en señalar que
el presente volumen es a todas luces insuficiente e incompleto, donde prima más
el criterio estético -léase las grandes fotos, la diagramación soberbia, la
calidad editorial- que el trabajo profesional. Pareciera que este libro fuera
dirigido no a los arquitectos ni a los estudiantes de arquitectura, sino a
personas que les bastara una visión rápida y superficial sobre el quehacer
arquitectónico colombiano para saberlo todo al respecto, lo que traiciona el
espíritu de la Bienal, ya que ésta siempre ha sido rigurosa, profunda, objetiva
y plural.
En muchos casos, la información
planimétrica que acompañan los proyectos es insuficiente, lo que en un libro
como este -léase el libro de la BIENAL, con mayúsculas- es un desacierto
monumental. Quienes a lo largo de los años conocen y coleccionan estos
"testimonios" saben de sobra que los planos están completos, todas
las plantas y los alzados cumplen con la función principal de ver el
"trabajo invisible", como dijera Paul Valéry. La labor del arquitecto
es el oficio de hacer habitable el espacio. Por lo tanto, en la medida en que
tengamos más datos sobre problemas estructurales, sobre su función, sobre las
características del terreno, sobre las áreas destinadas a tal o cual actividad,
podremos juzgar en propiedad un trabajo arquitectónico. Lamentablemente, este
placer y esta necesidad, están abolidos en esta publicación. Baste poner el
ejemplo de un edificio tan valioso e interesante como es Quebrada la Vieja de
Konrad Brunner, pues por carecer de los planos adecuados no se puede entender
cómo solucionó problemas de pendiente así como varias plantas de su espléndida
edificación.
Por otra parte, los arquitectos seleccionados
tuvieron que pasar por el costoso calvario de contratar un fotógrafo para este
libro, o de aceptar el fotógrafo de la editorial, con el consecuente incremento
de precio. Esto no pasaría de ser una simple anécdota, si no fuera porque en
algunos casos los honorarios recibidos por las obras fueron inferiores a la
suma que había que poner para participar en esta publicación, lo que no deja de
ser una situación paradójica, que merece más atención para el futuro. Otro de
los fallos de este libro consiste en que en la categoría de Restauración se ha
suprimido de un plumazo el "antes", algo absolutamente indispensable
para juzgar el mérito del arquitecto.
Ha
llegado el momento de poner las cosas claras. Es una verdad irrefutable que los
libros de Villegas cumplen una función de divulgación del arte, de los artistas
y artesanos de Colombia realmente admirable y que sus aciertos son justamente
merecidos. Pero de ahí a que el lenguaje del arquitecto tenga que desvirtuarse
por criterios comerciales no parece lo más conveniente, ni para la
arquitectura, ni para los arquitectos seleccionados, ni para la Bienal, ni para
la propia editorial.
Remontémonos por un momento a Casa moderna, del mismo sello editorial. En éste no hay un solo plano, un solo dibujo, un solo boceto, por no entrar en otros aspectos. Puede esgrimirse en su defensa que ese volumen va dirigido a un público que desea "ver", "deleitarse", "tener un panorama" sin mayores complicaciones, de la arquitectura colombiana.
Pero en el presente caso las cosas son bien distintas. Primero, porque es la Bienal de Arquitectura Colombiana, el mayor evento de este tipo con que cuenta el país. Segundo, porque está avalado por nada más ni nada menos que la Sociedad Colombiana de Arquitectos, según consta en el copyright. Y tercero, y no por eso menos importante, porque es un libro imprescindible de consulta entre los consagrados como los aspirantes a serlo como los estudiantes de arquitectura o como por los que no son ni lo uno ni lo otro ni lo otro.
Por lo tanto, para hablar en términos de mercadeo, el "público objetivo" es totalmente diferente.
Quisiéramos
ver la cara de un estudiante de arquitectura de sexto semestre al intentar
comprender un edificio, léase el majestuoso e imponente de Daniel Bermúdez, al
cual le han suprimido muchos planos, como por ejemplo los de la circulación.
Por lo menos quedará horrorizado. Es tan grave esto como si a Cien años de
soledad el editor le hubiera cortado el final porque el libro estaba
quedando muy largo. Quisiéramos ver la cara de asombro de un profesor de
arquitectura de Canadá o Austria o España, al comprobar que la calidad gráfica
del libro no se compadece con la insuficiencia de la información, vital en este
tipo de publicaciones. Y finalmente, para no alargar la lista de la Historia
Universal de la Infamia, quisiéramos ver la mueca de desaprobación de los
propios arquitectos incluidos al comprobar que su obra no está lo
suficientemente clarificada.
En un país como el nuestro, donde la tradición y calidad arquitectónica cuentan con unreconocimiento internacional, flaco favor hace este libro en aras de apuntalar su seriedad.
¿Valdrá la pena satisfacer los gustos de una clientela medianamente interesada sacrificando los principios básicos de la Bienal? La respuesta está implícita en los renglones anteriores.
Ramón Cote Baraibar
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